viernes, 22 de enero de 2010

SANTOS PATRONOS

¿Quién tiene suficiente?; yo también lo quiero todo y lo quiero raudo, bien puesto; presto para satisfacer mi requerimiento; ¡ya, en este momento!. Luego sería tarde, demasiado tarde; mañana. ¿Quién lo sabe?; mañana se habrá apagado el impulso. Una carrera hacia el desastre: mañana, si me acuerdo, ya me acordaré de estas cosas; tengo demasiadas de que preocuparme como para andarme con tonterías. ¿Mañana?, quizás mañana, hoy nada de esto me incumbe. ¡Claro que sí, qué sigan celebrándose!

Que sigan celebrándose, las tradiciones que me dijeron mis padres que eran nuestro signo de identidad. Lo que me unía, según ellos, a nuestros abuelos y a la madre que me parió; y a la tierra que tanto defiendo ye en que ellos dejaron los cuernos; y que, por supuesto, siento aquí, muy adentro, en el corazón. Este pueblo en el que vivo, y estos paisajes que lo enmarcan, ese orgullo conjunto; el hilo de la tela de esta araña que me hace ser lo que estoy siendo.

Acabamos de celebrar de nuevo, otro año más, una año más viejos... Muchos años que han consumido impulsos de otros que, con su esfuerzo, han recreado ilusiones de aquellos que decidieron hace medio siglo recuperar la memoria de sus antepasados. Aprendices de ancianos, viejos ya muertos hace tiempo; señores, unos y otros, perpetuadores de tradiciones ancestrales a pesar de las circunstancias adversas de otras épocas más complejas. Pero ya lo dicen nuestros viejos, ya nada es como era, no se hace nada por nada. Recuerdos, evocados en voz alta; cuando las carteras no estaban tan repletas todo esto no pasaba. Porque abrigaban las costumbres de veras, y les dolían en las entrañas; disfrutaban manteniendo encendida la llama, sin pensar si este provecho pudiera perjudicar su porvenir beneficioso; ahora las ambiciones son otras.

Han vuelto a aplaudir, como siempre; y como siempre, en ello confío, juzgarán con benevolencia la presencia de once espontáneos que volvieron a vencer la posibilidad del ridículo, aventurándose en el gélido invierno a pasearse en mangas de camisa, abriendo el paso a los Santos. Unos por no decir que no, otros porque la danza es su bandera, alguno para agradecer a la vida que le haya dado una segunda oportunidad; hay quien lo empezó como reto, y quien habiendo estado ausente tiene un hueco presente. Por suerte, gracias al clima, en esta ocasión la dureza ha sido poca, hoy ha hecho bueno y todos lo agradecemos.

Doy por sentado que cada 22 de enero se seguirá celebrando, ya lleva varios pendiendo del hilo de la casualidad. Uno, dos, tres, ... y ocho; nos faltan tres; un, dos, tres,... diez; cuenta otra vez, ¿llamaremos a quién?. Un hilo que siento débil y se puede romper; hoy hemos vuelto a librar, ¡qué bien!. Pongamos a cada cual en su sitio. Amigos bregados en mil batallas que reciben a novatos osados; apenas en media hora se construye un nuevo experto, otro danzante preparado en cuatro ensayos para dar la talla. Pocos, los justos, casi siempre a última hora; sobre el filo de la navaja se decide que esta tradición no se muera. Ni instituciones, ni dirigentes; ni organizaciones, ni parlamentos; nosotros. Las tradiciones han de mantenerlas las personas que creen en ellas. Hemos coincidido todos en la apreciación, nos sentimos un grupo, y nos gustaría que fuera más extenso.

Mantengo lo que quiero, lo que deseo, lo que me interesa; mi postura es egoísta, quiero que esto aguante para seguir disfrutando de buenos ratos; pero para todo esto necesitamos estar bastantes; en Oyón todos podemos ser danzantes. Porque quizás, cuando "Pika" se canse de organizar la partida, todos nos rasguemos las vestiduras; y alguien tenga que afrontar el órdago de la realidad fingida. No quieran lo Santos Patronos, San Vicente y San Anastasio, que cualquiera de estos días no haya nadie que les siga marcando el paso por allí donde antes, hace ya mucho tiempo, se ubicaba el bar de "la Fabrila".

Que por cierto, ¿qué que coño era aquello?, que se lo pregunten los más críos a sus mayores; y algunos adultos a sus viejos. ¿Qué también lo hemos olvidado?. Recordemos, por lo tanto; empeñémonos entre todos para evocar tiempos pasados todos juntos. En esa esquina que cito no siempre a estado el Banco Popular, desde luego. Investiguen, sientan, jueguen, participen.

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